martes, 15 de diciembre de 2009

Babel

Vivimos cada vez más en un mundo donde todo está más y más interconectado, y aún así, a su vez, cada vez vivimos más en peceras de cristal donde en ocasiones miramos al otro, a veces sin verlo. Tal vez según el cristal de forma distorsionada, tal vez con un color no real, desfragmentados... Nos aislamos de todo aquello que nos resulta extraño, lejano, que no va con nosostros. Y de repente un día la realidad nos rodea como nunca lo hizo, nos salpica a la cara y nos damos cuenta de que mi alegría, puede ser la tuya, o tal vez no, mi alegría suponga tu pesar y viceversa.

Tal vez mi palabra sea escuchada y convertida en acción por otra persona, que a su vez la transforma en sentimiento, en una espiral sin fin, donde sentimientos, pensamientos, acciones, palabras, gestos conforman la realidad interconectada de un mundo en que todo nos afecta a todos. Donde mi nota disonante se entremezcla con tu melodía perfecta.

Aunque haya personas aún dormidas en un sueño donde creen estar a salvo, donde creen poder controlarlo todo. La vida es una confluencia de factores tan grande que lo único seguro es el cambio como dijo un gran sabio, y donde lo más sensato es pensar que facilitando el bienestar de los demás estoy protegiendo el mio propio, como dijo otro gran sabio.

Cultivemos la empatía, la razón, el entendimiento, la compasión, la fuerza para luchar por el bienestar de todo el mundo cambiando desde lo más cercano a lo más lejano.

No es utopía, es realizable, pero para eso hay que convertir las palabras en hechos, y eso es algo que todos y todas podemos hacer.

Dedicado a mi amiga desconocida en tierras lejanas

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